Oh Dios, tú eres mi Dios;
yo te busco intensamente.
Mi alma tiene sed de ti;
todo mi ser te anhela,
cual tierra seca, extenuada y
sedienta.
Te he visto en el santuario
y he contemplado tu poder y
tu gloria.
Tu amor es mejor que la vida;
por eso mis labios te
alabarán.
Te bendeciré mientras viva,
y alzando mis manos te
invocaré.
Mi alma quedará satisfecha
como de un suculento
banquete,
y con labios jubilosos
te alabará mi boca.
En mi lecho me acuerdo
de ti;
pienso en ti toda la noche.
A la sombra de tus alas
cantaré, porque tú eres mi ayuda.
Mi alma se aferra a ti; tu mano derecha me sostiene. Los que buscan mi muerte serán destruidos; bajarán a las profundidades de la tierra. Serán entregados a la espada y acabarán devorados por los chacales.
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